¿Qué es?

El Embudo de la Conversión es una herramienta que vamos a usar para planificar acciones estratégicas.


Hay muchos tipos de embudos, de hecho hay muchas versiones de este mismo embudo, algunos más complejos que otros, pero en este caso voy a mostrarte uno de los más sencillos y de lo que se trata básicamente es de realizar acciones con el fin de hacer que las visitas en tu página se conviertan en ventas. En cada fase se perderán algunos en el camino, pero lo que más debe importarte no son las visitas en si (estas no dicen nada por si solas) lo que debe interesarte es la relación que tienes con cada una de ellas y cómo las puedes cultivar para lograr unos objetivos específicos, y para saberlo esta herramienta puede ser útil para ti.

¿Cómo elaboras tu embudo?

Eso depende de los objetivos que te hayas planteado con tu página, pero de seguro tu objetivo es generar más ventas de un producto o servicio, para lo cual vas a hacer lo siguiente:

1. Identificar una audiencia específica (o “Target”) que es de la que dependen las estrategias que vas a crear. Ya lo has estudiado e identificado sobre qué temas vas a lograr su atención, en qué redes sociales moverte y de qué forma, para generar oportunidades de venta.

2. Crear una hipótesis en donde vas a diseñar estrategias para que tus visitantes logren avanzar a través del embudo, ofreciéndoles valor.

3. Una vez realizadas las acciones en cada fase, debes ejecutarlo lo antes posible y verificar su eficacia cada cierto ciclo para ganar retroalimentación. Te puedes ayudar de herramientas de medición como Google Analytics.

¿Cuáles son las fases del embudo?

Embudo de la conversión

1. Identificación: En la parte superior se encuentran todas las personas que ven tus publicaciones y, sea en la página, en publicidad en redes sociales, en el buscador o en campañas de publicidad en Google (como Adwords).

2. Contactos: En la siguiente fase están las visitas cualificadas: las que tienes algún medio para contactarte con ellos. Aquí encuentras a los que les gusta tus publicaciones en redes sociales, las comparten o hacen comentarios en tu página. Vas identificando quiénes son, de dónde son, sus gustos, y ver si les estás aportando valor y qué acciones realizar para cultivar esta relación.

3. Prospectos: En esta fase ya existe una relación de valor más comprometida con el cliente. Estos son los clientes potenciales, que muestran interés concreto en lo que ofreces. Los que se suscriben a tu lista de correo, te escriben un email o te envían un mensaje directo preguntándote por alguno de tus productos/servicios. Notarás que aquí la relación es más estrecha porque el correo sigue siendo un medio muy eficaz para comunicarte con tus clientes, por lo que es un medio muy personal y en donde te puedes contactar de una forma más directa.

Es muy recomendable que los datos de estos contactos los puedas ir agregando a un software CRM, para que la relación con el cliente se extienda y puedas seguir comunicándote con ellos.

4. Conversiones: La última fase del embudo es cuando ese prospecto ya logró adquirir algún producto/servicio tuyo.
En embudos más extensos, esta etapa se puede dividir en la comunicación directa que tienes con el cliente, el seguimiento vía email, teléfono, encuentro y luego la venta final.

Vale decir que aquí no acaba el ciclo de la relación con el cliente porque luego necesitarás una estrategia para relacionarte con el mismo, y para esto es muy importante continuar la relación después de la venta.

Hay puntos claves a considerar para elaborar el embudo:

  • Aportar Valor: Si bien el propósito de este embudo es realizar una venta, la idea es, ¿cómo vas a hacer para que las visitas lleguen a este punto? y no hay otra respuesta que generando valor para ellos y construir relaciones de confianza con los clientes.
  • La retroalimentación: que puedas validar el modelo constantemente y lo puedas ir modificando de acuerdo a los resultados que vas notando de acuerdo a estas acciones.
  • “Fallar rápido y barato”: Fallar no está mal, siempre y cuando no desperdicies mucho en el intento, y aprendas de tus errores. Bien decía Thomas Alva Edison: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de como no hacer una bombilla.” Por eso es importante poner a prueba tu plan y ver cómo están saliendo las cosas. Si no ves buenos resultados, entonces es hora de repasar el embudo y ver en dónde está el error. Aunque siempre ten en cuenta, los cambios requieren tiempo, así que tampoco esperes transformaciones de la noche a la mañana.

Espero que puedas usar esta herramienta y te ayude a lograr tus objetivos. ¿Tal vez ya lo has hecho? ¿Has encontrado los beneficios de usarlo?